domingo, 15 de agosto de 2010

Resultados de aceptar la sabiduría

LA BIBLIA, ANTIGUO TESTAMENTO, PROVERBIOS Capítulo 2

Resultados de aceptar la sabiduría

1
Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,
2
Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia,
3
Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz;
4
Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros,
5
Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.
6
Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
7
El provee de sana sabiduría a los rectos; Es escudo a los que caminan rectamente.
8
Es el que guarda las veredas del juicio, Y preserva el camino de sus santos.
9
Entonces entenderás justicia, juicio Y equidad, y todo buen camino.
10
Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, Y la ciencia fuere grata a tu alma,
11
La discreción te guardará; Te preservará la inteligencia,
12
Para librarte del mal camino, De los hombres que hablan perversidades,
13
Que dejan los caminos derechos, Para andar por sendas tenebrosas;
14
Que se alegran haciendo el mal, Que se huelgan en las perversidades del vicio;
15
Cuyas veredas son torcidas, Y torcidos sus caminos.
16
Serás librado de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras,
17
La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de su Dios.
18
Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, Y sus veredas hacia los muertos;
19
Todos los que a ella se lleguen, no volverán, Ni seguirán otra vez los senderos de la vida.
20
Así andarás por el camino de los buenos, Y seguirás las veredas de los justos;
21
Porque los rectos habitarán la tierra, Y los perfectos permanecerán en ella,
22
Mas los impíos serán cortados de la tierra, Y los prevaricadores serán de ella desarraigados.

martes, 3 de agosto de 2010

El afán y la ansiedad

La Biblia, Nuevo Testamento, San Mateo 6:25-34

25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?

28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;

29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.

30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?

32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.